Soy Aurora Galicia Suárez y nací en Azcapotzalco, CDMX. Perdí a mi padre a los 14 años y siempre he recordado cada detalle de él. Su forma de vestir como un pachuco, su aroma y la sensación reconfortante de abrazarlo por la espalda. Me casé a los 16 años y tuve cuatro hijas preciosas. Juntos, las cuidamos y les dimos la mejor educación posible. A pesar de no saber realmente cómo ser padres, nos esforzamos por brindarles todo nuestro amor. Siempre me preocupé por mi salud y me mantuve activa realizando deporte. Me encantaba llenarme de energía con actividades como correr, bailar o hacer ejercicio con amigas en el gimnasio. También disfrutaba montando en bicicleta y sosteniendo el viento en mi rostro. Un día descubrí una bolita en mi inglés, y tras varias visitas, el médico diagnosticó una hernia.

Pero las cosas empeoraron y descubrí que no era una hernia, sino algo aún más complicado. Era cáncer.Ese momento fue desgarrador para mí y mi familia. Pero decidí enfrentarlo con valentía. Me sometí a quimioterapia y gracias a la ciencia y a la fortaleza de mi espíritu, me sentí mejor. A pesar de las dificultades y del miedo que experimenté, me di cuenta de que la vida es hermosa y decidí aprovechar cada día al máximo.Pertenezco al Club de la Tercera Juventud, donde encuentro alegría y momentos felices que me ayudan a sobrellevar la enfermedad. Mi esposo siempre está a mi lado, tomándome de la mano y transmitiéndome la fuerza que necesito durante las quimioterapias.He aprendido a apreciar las pequeñas cosas de la vida, como los amaneceres, la lluvia y el aire que respiramos. Aunque el futuro es incierto, sé que dejaré una huella en el mundo a través de mi amor y dedicación a mi maravillosa familia.Quiero agradecer especialmente a mi esposo, hijas, nietos y a todos los médicos que me han apoyado en esta difícil etapa. Su amor incondicional y apoyo han sido fundamentales para mí.También quiero mencionar a Patricia Reyes, quien me ayudó a terminar mi educación secundaria a través de cursos virtuales. Su paciencia y dedicación fueron fundamentales para mi crecimiento personal y académico.

Además, quiero agradecer a Vianey, quien me ayudó a desarrollarme en cursos que ampliaron mi conocimiento, y junto a los entrenadores me brindaron herramientas para enfrentar los desafíos de la vida. Su guía y apoyo han sido invaluables.Acepto que la muerte es inevitable, pero mi deseo es disfrutar de cada momento que la vida me regale. Y cuando llegue el momento de partir, sé que mis padres estarán esperándome con los brazos abiertos. Con amor y gratitud

Aurora Galicia Suárez

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