Durante nuestra vida cada vez que debemos tomar una decisión, elegimos entre dos posiciones: vivir como responsables o vivir como víctimas. Podemos culpar a otros de lo que nos pasa o asumir que tenemos responsabilidad en cambiar las cosas que hemos pasado.

Tomar responsabilidad es difícil, por eso es que echarle la culpa al otro nos parece una opción mucho más sencilla. Nos pone en un lugar donde pensamos “es el otro el que hace todo mal, no soy yo”. Lo cierto es que a largo plazo asumir la actitud de víctima constantemente nos aleja de la felicidad. En cambio, asumir la actitud de responsabilidad nos hace pasar por momentos complicados e incómodos al principio pero que, a largo plazo, nos acerca a la felicidad.

Erick Fromm, un reconocido psicólogo, dice que el victimismo es la filosofía de vida de quienes tienen miedo de tomar las riendas de su vida. Para definir el victimismo debemos entender que no se trata de víctimas reales de un crimen en el que no pidieron estar en un estado de sufrimiento. El victimismo que tratamos en este artículo se refiere al término planteado por Daniele Gioglioli, que dice ser aquella persona que se siente vulnerable, sufrido y maltratado por cualquier situación, persona o circunstancia, sea o no sea válido, frente a las cuales la persona que se siente una víctima exige una reparación. ¿Por qué nos hacemos “las víctimas”? Ser víctimas resulta ser más fácil porque promete y fomenta reconocimiento, inmuniza contra cualquier crítica y garantiza la inocencia ante cualquier duda.

Ponerse en posición de víctima, automáticamente, te posiciona en un lugar de poder. Imaginemos una línea horizontal, de un lado está tomar un rol de víctima y del otro lado está tomar responsabilidad; son actitudes opuestas, o tomamos responsabilidad y accionamos para resolver lo que nos molesta o nos quedamos en un rol pasivo de víctimas y que los demás sean quienes resuelvan por uno mismo. La persona victimista está en el lado opuesto de quien es dueño de su destino, basa sus discursos y acciones en la impotencia y en la queja sin hacer nada al respecto. Es la comodidad más incómoda. La persona victimista hace al sufrimiento su principal proyecto de vida y su lema es “los otros me hacen cosas, pobre de mí”. Otras de las razones por las que nos hacemos las víctimas, son los beneficios que esto nos trae, por ejemplo: estar exento de obligaciones, es decir, se libera de toda culpa y responsabilidad de todo. Sé responsable de tu felicidad.

Mantener esta actitud victimista es problemático porque la vida está llena de situaciones difíciles y la clave que nos va a llevar a la felicidad es resolver. Si los problemas se evitan o no hay alguno que deba resolverse, te vas a sentir miserable porque le mandas un mensaje a tu cerebro de que no eres capaz de ver por ti mismo. La felicidad depende mucho de la resolución de problemas, por lo que no debemos alejarnos de los problemas, sino que tenemos que buscar y encontrar los problemas que nos gusta resolver.

Eres tú y nadie más que tú, la única persona que puede elegir cómo percibir, cómo reaccionar y cómo valorar las cosas. Siempre somos responsables de elegir las mejores opciones que tenemos según las circunstancias. La elección de qué hacer con las cartas que nos toca jugar a lo largo de nuestra vida, siempre será tuya y de nadie más. Talvez nos ha tocado atravesar experiencias difíciles, pero es tu responsabilidad actuar y resolverlas. Te comparto un pequeño ejercicio práctico: elige una situación de tu vida que te molesta mucho y completa la frase “Me molesta que…” Ahora, cambia la pregunta pasando del exterior al interior, “¿Qué acciones por más pequeñas que sean hago yo para que esto siga sucediendo? ¿Puedo hacer algo diferente para que deje de pasar?”. Puedes empezar tomando responsabilidad de cosas pequeñas como asumir que te equivocaste poniéndole mucha sal a una comida, o que te salió mal la receta. Cualquier consecuencia que sea tu responsabilidad es buena para empezar a ejercitar la toma de responsabilidad. Deja de echarle la culpa al mundo y empieza a hacerte responsable de las cosas que te corresponden. Recupera el poder de tu vida y de tu felicidad.

Nanyeli Gutiérrez Andrade Psicóloga, especialista en relaciones de pareja

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